miércoles, 26 de diciembre de 2012

Una en un millón

Me pierdo.
El color se vuelve gris.
El tiempo se para.
La vida se rompe.
Todo lo que soy se derrumba.
Vuelvo atrás en el tiempo.
El mundo se invierte.
Me vuelvo loco.
Desaparezco.
Quedo en tierra de nadie.
Aparezco roto.
No existo.
Me quedo vagando como un zombie.
Vivo o muerto, es lo mismo.
No soy nadie para el mundo, si mi mundo no es nada.
Exagero, siempre exagero.
Me repito.
Confundo la verdad con la fantasía.
¿Y qué es verdad entonces?
No soy tan fuerte como me gustaría.
Si me quitas el único punto de apoyo al día a día, me hundo.
No me importa que se entere todo el mundo.
Al fin y al cabo... Nunca fue un secreto.
No valgo para mucho más.
Dependo, como un enfermo de su medicina.
Nadie lo entiende, yo sí.
No puedo reaccionar aunque lo intente.
Llámame inútil, imbécil o gilipollas; lo soy, no lo niego.
Lo pierdo todo sin ti.

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