domingo, 5 de agosto de 2012

No es nada...

Bueno, aquí estoy otra vez, dispuesto a escribir sobre lo de siempre.
Pero esta vez será distinto, o por lo menos lo intentaré.
Voy a hablar de cierta clase de dolor que muchos dicen haber sentido, pero que pocos en realidad lo han sufrido.
Porque es verdad que todo el mundo ha estado mal alguna vez. Pero no todo el mundo llega a tocar fondo.
Si te rindes sin luchar es como dejar un cuento a medias. Un cuento con principio, pero... ¿dónde está el final?
Puede ser que la posibilidad de ser feliz con alguien dé miedo. Puede que dé miedo de golpe...
Pero cuando alguien se convierte de pronto en lo mejor de tu vida, pasan los meses y te das cuenta de que es imprescindible...
¿Qué es peor, el miedo a que no salga o el miedo a perderse?
Puede ser que yo no sea para nada como los demás. Las cosas o las hago bien o no las hago.
Y nunca he estado tan seguro de algo. Nunca lo tuve tan claro.
Quizás yo no sea nada del otro mundo, yo lo sé.
Pero hasta lo más mierda del mundo creo que puede tener derecho a ser feliz.
Fuiste tú la que me pidió que luchará. Acepte, por ti, por nadie más.
Si mi vida pierde su sentido, dime... ¿cómo sigo?
¿Por qué no demuestras que no eres como las demás ahora?
Es decir adiós a lo mejor de mi vida por no querer arriesgarte...
Si no lo pruebas, no lo sabes. Y no quiero arrepentimientos.
Me da igual que se entere todo el mundo ya...
Esta noche sentí impotencia, más fuerte que nunca, y es muy injusto.
Pero que te quede claro, por mi nombre, yo juro que esto no acaba aquí.
Esta vez no me voy a rendir.
Aprendí a sufrir un día, y por ti sufriré.
No hay motivos para no seguir con ''nuestro'' sueño.
Si quieres, yo te esperaré...


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