miércoles, 26 de septiembre de 2012

Lluvia

Hay personas a las que le gusta que llueva, hay personas a las que no. A mi personalmente me encanta, sobre todo el olor en la tierra justo cuando acaba de llover...


¿Te imaginas el camino que ha tenido que recorrer una gota para llegar a caer en tu ventana?
Quizás ha viajado kilómetros y kilómetros en una nube y cae en un lugar muy lejano de donde venía.
En el mar sube, queda en las nubes, viaja y cae en otro lugar. ¿Por qué no podemos hacer nosotros lo mismo?
Que el viento te lleve a otra parte, que ya elegirás donde caer. Así de fácil.
¿Sabéis lo que hace la lluvia? Siempre te recuerda a algo o a alguien.
Y quien pueda ver y escuchar a las olas del mar sabrá que también hacen lo mismo...
¿Te diste cuenta?
Si uno es el mar y el otro la lluvia, siempre estarán juntos en algún lugar.
Puedes caer donde quieras, que nadie te ponga cadenas para hacerlo.
Pero si cae gota a gota la lluvia forma el río, y el río acaba en el mar.
Y si te fijas, observarás que por mucha sequía que haya el mar siempre está ahí esperando.
No para de chocar con la costa, ¿quizás buscando al río?
Sin entender que a lo mejor la lluvia decidió que no era allí donde quería acabar.
Pero no por eso para de buscarlo. No se rinde fácilmente.
Es opcional que seas la lluvia o ser el mar.
Lo que es inevitable es que tarde o temprano os tengáis que encontrar.
Al final siempre vuelve a llover, y siempre algún río acabará en él desembocando.
Es el precio a no rendirse nunca, la recompensa después de la espera.
¿No viste que cuando llueve mucho el mar se vuelve loco?
Y cuando el cielo es azul está tranquilo, como apagado, a la espera.
Por eso... ¿hay algo más bonito que ver la lluvia cayendo sobre el mar?


''De norte a sur. De este a oeste''.
Me gusta decir que mi lluvia es pequeña, pero a la vez es muy grande.
¿No es irónico?


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