sábado, 28 de abril de 2012

La casa del terror

Erase una vez, unos atractivos chavales fueron de excursión a Madrid...
Pues bien, dieron con sus huesos el primer día en la Warner, sin haber dormido apenas la noche anterior por su viaje en bus...


Una vez allí, tras una apetitosa comida, decidieron probar fortuna en la casa del terror, había que pagar 3 euros con 50 pero merecería la pena vivir la experiencia, con sus ratas, sus sustos y todo...
Pues bien, tras esta pequeña introducción voy a narraros la historia del grupo de alumnos del IES Sancti Petri (no diré nombres) que iban de chulitos y acabaron acojonados:


En primer lugar llegaron a la puerta de ese lugar el portador de la Blackberry, su primo y el macho dominante. Los tres estaban esperando al resto de acompañantes cuando de pronto, el mayordomo salió y se dirigió a ellos con intención de hacerles pasar. El portador de la Blackberry le dijo que no iban a entrar todavía, que esperarían a sus compañeros antes que nada... No debió hacer eso.
Una vez todos reunidos, el mayordomo volvió a salir, les hizo pasar dentro y se quedo observando al portador. Él ya sabía su destino: se iba a convertir en el guía del grupo (según cabía esperar, pues él ya tenía experiencia). Dio tres golpes a la puerta y el grupo de chicos y chicas pasaron al interior... Para recordar, el macho dominante (que iba segundo) y el guía iban abrazados de una manera muy peculiar durante el trayecto, no por miedo ni nada, si no por darle más dramatismo al momento.
Iremos a lo más destacable. El primer susto curioso fue entrar en un pasillo en el que al fondo se podía observar un retrato de una momia iluminado. Muy chulo todo, hasta que se apagó el retrato y de la oscuridad surgió una puta momia que vino hacia los chicos de frente. El portador de la Blackberry, a gritos de ``NO PUEDES TOCARME, NO PUEDES TOCARME´´ consiguió hacer que nuestra vendada amiga pasara del grupo...
Lo siguiente fue la conversación de nuestro querido guía con otro mayordomo. Nuestro querido líder había tenido momentos de flaqueza (no quería ser el primero ni de coña), pero entre todos lo convencimos y él aceptó (a base de empujones y patadas que lo volvían a colocar en el primer lugar). Es tan impresionante la conversación que aquí la cuento:
- ¿Te ha tocado ser el guía no?

+ Mmm... sí...

- PUES TE JODES, ¡TIRA P´ALANTE!
 Acto seguido, el grupo se encontró con una hermosa habitación iluminada por una claridad cual luz de luna se cuela por las rendijas de tu ventana mientras duermes (que bonito me ha quedao pisha). En esa habitación había una cama y una mesa, por lo demás estaba vacía. Algo muy sospechoso, lo cual hizo al macho dominante decir en voz alta al portador de la BB: ``Corre, de la cama va a salir algo, CORRE, ¡CORREEEEE!´´.  En efecto, de debajo de la cama salió la zorra de la niña del exorcista, que intentó agarrar a nuestro guía (el cual casi cae tropezándose con la niñita de los cojones). Este amado personaje volvió a salirnos cada dos por tres en sitios poco iluminados, lo cual nos hizo acordarnos de toda su familia en patinete un domingo de feria. En palabras de nuestro respetado ``hombre del un poquito´´: ''Estuve a punto de meterle una patada en la cabeza, tenía la pierna cargada y todo''
 Más adelante, nos encontramos en un pasillo en el que a nuestra izquierda se encontraba una jaula, como si fuera una cárcel. Comenzamos a caminar y vimos a un hombre loco encerrado en esa jaula.
- No creo que salga... ¿no?

+ Nah, seguro que no, ¿no ves que está encerrado?

(Comienza a agitar los barrotes de la jaula)

- ¿Qué no?

+ Anda un poquito más deprisa...

(Levanta los barrotes partiendo la jaula)

+ !CORRE!
El macho dominante quiere destacar que cuando se levantaron los barrotes comenzó a correr de una manera curiosa, por lo tanto no sabe que ocurrió por detrás suya (le recordamos que iba el segundo por detrás del guía, agarrado a él). Testimonios aseguran que el tío salió cuando pasaban el cantante de Fondo Flamenco y el primo del portador de la BB, pero puedo asegurar que siguen vivos (o eso parece).
Para finalizar, llegaron a un lugar que tenía todas las papeletas para ser el final de nuestro camino. Todo muy de tranquilote hasta que el macho escuchó por detrás suya la suave melodía de una motosierra encendiéndose... Total, que antes de poder reaccionar se vio empujado por una multitud de 8 personas corriendo huyendo del nota ese de la motosierra. Todos quedamos empotrados en una pared que ponía SALIDA DE EMERGENCIA, hasta que Manudo llegó como una exhalación para abrir la puerta de las narices con la ayuda de nuestro guía... A puntito de caernos todos de boca contra el suelo, ¡pero por fin estábamos fuera!

Espero que les haya gustado esta apasionante aventura tanto como nos gustó a nosotros.
¡Y que conste que no pasamos miedo!

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