viernes, 19 de octubre de 2012

O me aceptas o me olvidas

Tengo 17 años. No soy demasiado alto ni demasiado bajo, no estoy ni demasiado delgado ni demasiado gordo, soy del montón y me gustan esas cosas tal y como están. Tengo el pelo oscuro. Me gusta variar de tiempo en tiempo entre el pelo largo y el corto, depende de como me venga en gana. Tengo los ojos verdes, con una motita marrón aunque de eso poca gente se da cuenta. Aunque ahora mismo uno de ellos está dando demasiada guerra, son mis ojos de gato. Mucha gente dice que les gustaría tener mis ojos, yo se los cambiaría encantado. Tengo la barba pelirroja, a la gente le hace mucha gracia porque cuando me la dejo y hay luz se nota mucho Tengo un lunar en mi frente que me encanta, cuando tengo el pelo largo no se puede ver. Es como si fuera mi seña de identidad.
Amo el fútbol y siempre he considerado que una salida de mis problemas es irme a correr con la música a todo volumen. Desde que era lo más enano del mundo tenía un balón en los pies y mi sueño de pequeño siempre fue marcar el gol que le diera a España su primera copa del mundo. Se me adelantó Iniesta.
Estoy estudiando un bachiller de ciencias, la verdad es que no sé muy bien el motivo. Creo que fue porque gracias a ella he conocido a muchísimas personas que son muy importantes para mí aunque estén lejos, además quien haya estado en un congreso sabe lo bien que se pasa allí.
La verdad es que las cosas extrañas para mi, de otros lugares por ejemplo, me parecen las cosas más maravillosas del mundo. Adoro viajar, sobre todo si es al norte. Da igual el lugar que sea porque encontraré un rincón para perderme que consideraré mío para siempre. Y a ese lugar tendré que volver alguna vez en mi vida, yo mismo me lo prometo.
Me gustan las playas vacías, los cielos llenos de estrellas, la lluvia, las olas rompiendo en los acantilados y meter los pies bajo tierra en la orilla del mar y ver como éste va moviendo la arena que los recubre como le da la gana.
Ahora bien, sobre mi forma de ser es complicado hablar porque no lo sé ni yo. Han llegado a decir de mi que soy un convenido, un falso, demasiado extremista y orgulloso, el típico que lo paga con los demás cuando está de malas, un niño chico, que me gusta ir de victíma, alguien que no vale nada y que le gusta llamar la atención, un manipulador, un egocéntrico o una persona que solo sabe querer a ratos porque en realidad no sabe lo que quiere. La verdad es que supongo que tendré un poco de cada cosa, pero por lo menos de vez en cuando lo sé disimular.
Otras personas sin embargo dicen que soy un cielo, que quedan pocas personas como yo y que valgo la pena. No estoy de acuerdo, no soy perfecto. Los hechos cuentan por encima de las palabras y yo ya demostré no ser ningún santo. Quizás son los que no me conozcan lo suficiente, o al revés. Yo me quedaría con mi parte mala, no es que sea lo peor
Lo ''imposible'' me encanta, lo fácil no necesita esfuerzo y así es muy cansino todo. Para eso prefiero montarme un gran sueño por el que intentar pelear y así marcarme metas.
Pero lo que de verdad me gusta es conseguir que la persona que tengo enfrente mía sonría. Da igual que yo no esté bien o que no conozca de nada a la otra persona. Total, solo te hacen falta unas pocas horas para tener confianza conmigo...
No creo en la política actual, tampoco en la Iglesia, ni en la distancia entre dos personas o el amor como algunos lo entienden por así decirlo. Creo en que alguien justo debe gobernar, en Dios a mi manera, que las distancias las marcamos las personas y que el amor no es como pensamos. Para mi es un sentimiento de gratitud enorme porque en tu vida esté la otra persona, no una relación en la que uno es el dueño del otro ''porque le quiere''. Eso no es amor, es gobernar.
Yo soy yo, y por eso me encanta cuando me siento con mi gente y me dan cariño. A cambio yo propongo una rondita de chistes malos. Y sobre todo, algo que es difícil, pero al menos entre tanta mediocridad destaco en eso: sé escuchar. Eso da valor, pero de nada sirve escuchar si tú no sabes hablar.
 
 
Si te quedas ya sabes a lo que te arriesgas.
Si te vas me pierdes a mi.
Me presento, ese soy yo.
A partir de ahora, o me aceptas o me olvidas.

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